Mié. Nov 27th, 2024
Ante la salida de Marcelo Ebrard —quien buscará la Presidencia del país—, la Cancillería mexicana tendrá a una nueva jefa: la exembajadora en Chile, Alicia Bárcena, cuyas acciones diplomáticas están enfocadas a la defensa de la soberanía nacional y la no intervención de otros países en los asuntos de México.
La también exsecretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) obtuvo la titularidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) por designación presidencial. Ella es una de las funcionarias más prominentes de la política exterior de esta nación latinoamericana.
Aunque solo estará en el cargo poco más de un año debido a que el Gobierno de López Obrador está en su recta final, de su desempeño puede esperarse, sobre todo, continuidad, asegura a Sputnik el maestro en Estudios en Relaciones Internacionales por el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Irwing Rico.

«Es importante decir que la política exterior, de acuerdo con la Constitución, es responsabilidad exclusiva del presidente. Y el presidente lo que ha impulsado es esta idea de que la mejor política exterior es la política interior«, señala Rico.

Sin embargo, tomando en cuenta que hay temas ríspidos en el área, como las siempre complejas relaciones con Washington por los controles migratorios, el tráfico de fentanilo y el tráfico de armas, la llegada de Bárcena es trascendental.

¿Qué pasará con EEUU?

Por un lado, la nueva canciller «va a tener que mantener discursos y acciones que favorezcan mucho la soberanía nacional, la no intervención», observa el experto.
Lo anterior, debido a las tensiones que se han dado en los últimos meses con Washington, particularmente con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y los representantes republicanos, Den Crenshaw, Roger Marshall y Rick Scott, quienes emprendieron una suerte de campaña para que la Administración Biden declare a los cárteles mexicanos de la droga como agrupaciones terroristas y, con ello, el Ejército estadounidense pueda intervenir en el país latinoamericano para, supuestamente, combatir al crimen organizado.
En respuesta, el presidente López Obrador acusó que esas iniciativas eran ataques a la soberanía nacional y amenazó que, si los republicanos no cambiaban su actitud, emprendería una campaña en Estados Unidos para informar a la comunidad hispanoparlante sobre las acciones de seguridad que realiza su Gobierno y para llamar a no votar por el Partido Republicano.
Ante esta situación, la nueva canciller deberá emprender una serie de acciones vinculadas a la defensa de los nacionales en el extranjero, dice el especialista. No obstante, considera que los discursos «más radicales» de los miembros del Partido Republicano están más relacionados con una línea discursiva que con una agenda política real.

«No me parece que ahorita Estados Unidos esté en condiciones de promover ese tipo de cosas [extremismos]. En ese sentido, creo que la Cancillería tiene que ser muy tajante en términos discursivos, de no permitir ese tipo de vulneraciones a la soberanía nacional, de defender a los migrantes, de buscar un mejor trato de los derechos humanos de todas estas personas y de buscar una mayor cooperación para reducir los riesgos, por ejemplo, del fentanilo, de la venta de armamento, para mantener una buena relación con Estados Unidos, sin perder este principio soberanista que ha caracterizado a este sexenio», explicó Irwing Rico.

Bárcena buscará mejorar su imagen ante EEUU

En octubre de 2022, la congresista republicana por Florida, María Elvira Salazar, escribió una carta a la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, para pedirle bloquear la candidatura de la diplomática mexicana a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por su supuesta afinidad con Gobiernos de izquierda.

«No podemos permitir que una simpatizante comunista dirija el Banco Interamericano de Desarrollo. Usted tiene un rol clave para detener esto», argumentó Salazar en ese momento.

Alicia Bárcena fue nominada para ocupar ese cargo por el presidente Andrés Manuel López Obrador en 2022, tras la destitución de Mauricio Claver-Carone —propuesto por el expresidente Donald Trump (2017-2021)—, por una presunta relación íntima con una subordinada. Sin embargo, la diplomática mexicana declinó argumentando razones personales.
En ese sentido, Rico asegura que Bárcena buscará mejorar su imagen frente a Washington durante el tiempo que le toque estar al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
A decir del experto, la razón es que la diplomática «tiene algunas aspiraciones para ocupar la Secretaría General de las Naciones Unidas, una vez que Antonio Guterres complete su periodo».
«Al final del día, la Cancillería es una plataforma política de importancia para poder lograr eso o, a lo mejor, colocarse en alguna otra cosa, de cara a la sucesión presidencial en México», señala el estudioso de las relaciones internacionales.
El experto también considera que la nueva titular de la Cancillería mexicana tendrá que jugar muy bien sus cartas en función de cómo se dé la elección presidencial en Estados Unidos de 2024, ya que, a pesar de los escándalos, Donald Trump «parece estar bastante presente en la contienda», mientras que Joe Biden, a pesar de su edad, podría ser el candidato del Partido Demócrata.
«Bárcena tendrá que jugar muy pragmáticamente, por su propia carrera política, pero también, justamente, para mantener los intereses y la línea de política exterior que México ya ha tenido», comentó.

¿Vuelta hacia América Latina?

Según Rico Becerra, la llegada de Alicia Bárcena al Gobierno puede contribuir a reforzar la narrativa de México como líder latinoamericano. Esto porque, al final, la diplomática es reconocida en los países de la región por su trabajo al frente de la Cepal.

«Pero también, justamente, por este reconocimiento abierto que ha hecho a líderes progresistas como Hugo Chávez [expresidente de Venezuela], como Fidel Castro [expresidente de Cuba], así como por el impulso al comercio que ha buscado la región en China», dice.

El especialista también observa que el capital político de Bárcena —amplia conocedora de Latinoamérica— «puede generar frutos» positivos para el país latinoamericano.
Por ello, dice, es de esperarse que la Administración de López Obrador sea un poco más activa en sus relaciones con América Latina. «Ya ha venido sucediendo, pero con Alicia Bárcena se puede consolidar más sin dejar de lado los intereses estratégicos en la relación con Estados Unidos».

Comercialmente, sin embargo, Estados Unidos sigue siendo el socio número uno de México. Por eso el experto cree que «una vuelta de tuerca hacia América Latina», olvidado a Washington, «no sería lo más apropiado».
«Para Estados Unidos, México también es muy importante como parte de su frontera estratégica, o sea, para el mantenimiento de su hegemonía y de todas las formas de articulación en el mismo continente, entonces una vuelta de tuerca me parece absolutamente improbable», distinguió.

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