Los tacos se han convertido en un sello característico de la gastronomía mexicana, no obstante, con el paso de los años su receta original ha sufrido múltiples modificaciones que han propiciado a la creación de nuevos platillos, tal es el caso de los ya famosos tacos árabes.

Aunque es en la capital del estado de Puebla en donde las taquerías árabes han alcanzado un alto grado de popularidad, en distintos puntos de la zona centro del país dicho platillo comienza ser la especialidad de distintos emprendimientos, como lo es Don Eraki, la cadena de restaurantes de la cual el alcalde panista de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, es socio junto a otros cuatro miembros de su familia.

No obstante y pese a la polémica en la que recientemente el padre del militante del Partido Acción Nacional (PAN) se vio involucrado, lo curioso de dicho restaurante recae en la relación que el apellido Tabe y los tacos árabes guardan respecto a su llegada al país azteca, misma que se remonta a años que datan de la Primera Guerra Mundial.

¿Cómo llegó el apellido Tabe a México?

Con la llegada del militante del Partido Acción Nacional (PAN) al gobierno de la alcaldía Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, su nombre ha resonado en los noticieros más populares y en redes sociales, no obstante, el apellido Tabe lleva décadas con presencia en el país azteca.

La historia de cómo llegó a México se remonta a finales de la Primera Guerra Mundial en Irak, cuando la corona de la Gran Bretaña ocupó dicho territorio con la intención de explotar sus yacimientos de petróleo, lo que propició a que miles de habitantes de aquel país migraran hacia Europa en busca de una mejor suerte.

Fue así como dos familias iraquíes, conocidas como los Tabe y los Galeana comenzaron una larga travesía por distintos países del antiguo continente hasta que después de un par de años se aventuraron a cruzar el Atlántico para llegar al enigmático puerto de Veracruz.

Cabe mencionar que en todo ese proceso la descendencia de ambas familias fue creciendo y, aunque ya no nacieron en Irak sino en países como Francia y Rusia, la cultura árabe corría por sus venas y su apellido lo sustentaba.

Corría el año 1923 cuando Victoria Tabe, una niña de cinco años de padres iraquíes nacida en Europa, llegó con una sola maleta y su familia a México, en donde los locatarios les recomendaron asentarse en el estado de Puebla. Fue así como se trasladaron al centro del país que les había otorgado refugio.

En su afán de empezar una nueva vida y tener sustento económico, la familia Tabe recurrió a las recetas culinarias que habían traído desde Medio Oriente. De acuerdo con testimonios históricos, su primer negocio consistió en comercializar las ya famosas Bolas de Berlín, un pan frito azucarado, relleno de crema que hasta la fecha continúa vendiéndose en el centro de Puebla.

Mientras la familia Tabe comercializaba postres, los Galeana buscaron también la forma de ganarse la vida en el nuevo país al que llegaron, por ello uno de sus miembros, Zayas Galeana Antar, tuvo la idea de vender kebaps para conquistar el paladar de la ciudadanía poblana.

No obstante, la carne de cordero era escaza y sumamente cara en México en aquella época, por lo que decidió sustituirla con carne de cerdo, misma que para alcanzar una cocción perfecta optó por colocarla en un asador vertical, el cual también formaría parte del origen de los tacos al pastor.

En cuestión de presentación Zayas optó adaptar dicho platillo en forma de taco pues las y los mexicanos ya estaban familiarizados con dicha preparación. Haciendo honor a su cultura añadieron jocoque y como toque final una salsa roja de consistencia espesa que realzó toda la combinación de sabores de la preparación.

Mientras la gastronomía mexicana y la árabe se unían en un solo platillo, el amor entre Victoria Tabe y Zayas Galeana comenzó también a prosperar, dando así inicio a un legado culinario que aunque comenzó en Puebla cada vez se expande más a distintos estados de la República Mexicana. En tanto, el apellido Tabe continúa figurando en el negocio de los tacos árabes y, por supuesto, en la política.