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La petrolera asegura que el derrame de crudo fue mínimo, equivalente a 365 barriles de petróleo, y afirma que la fuga ya fue reparada

Una gran mancha sobre las aguas del golfo de México pone en duda, una vez más, la seguridad operativa de Petróleos Mexicanos (Pemex). Un grupo de organizaciones de la sociedad civil y medioambientales ha denunciado sobre un supuesto derrame de crudo en la sonda de Campeche, en las aguas del golfo de México, un sitio explotado por la petrolera. De acuerdo a las imágenes recabadas por satélite, la gran mancha de crudo tiene una extensión de, al menos, 400 kilómetros cuadrados, equivalente al doble de tamaño de la ciudad de Guadalajara (Jalisco). Los colectivos alertan de que este grave incidente ocurrió en la misma zona a principios de este mes y unos días más tarde, el pasado 7 de julio, se registró en ese mismo sitio un incendio en una plataforma petrolera de la compañía. Este accidente dejó un saldo de dos muertos, ocho lesionados y un trabajador desaparecido. Tras horas de silencio, la petrolera ha informado de que la fuga de crudo fue mínimo y la mancha observada vía satélite es de aceite y tiene apenas de 0,6 kilómetros de extensión.

La paratatal precisa por esctiro que los dos puntos de fuga fueron de centímetros y que el volumen de hidrocarburos liberado al golfo de México fue equivalente a 365 barriles de petróleo. El volumen reportado por los especialistas de Petróleos Mexicanos fue de 58 metros cuadrados, afectando un área estimada de 0,06 kilómetros cuadrados. La petrolera explica que el incidente ocurrió porque la red de ductos de los campos Ek Balam concluyó su periodo de vida de 30 años y se llevó a cabo el cambio por una nueva red. “Los dos puntos de fuga en el ducto fueron pequeñas fisuras de 7 centímetros de longitud por 1 milímetro de ancho. Dado lo reducido de las grietas, el volumen de hidrocarburos que se fugó fue mínimo”, afirma. La fuga ya se encuentra totalmente reparada, según la empresa.

La interpretación de las imágenes satelitales hecha por el geógrafo Guillermo Tamburini infería que el derrame ocurrió el pasado 4 de julio. “A una distancia de unos 15 kilómetros de la instalación de Nohoch Alfa vemos una gran mancha sobre la superficie del agua y tras un análisis se corrobora que se trata de un gran vertido de hidrocarburos”, declaró. De acuerdo con un análisis realizado por el geógrafo, la mancha abarca una superficie de 400 kilómetros cuadrados y para esta fecha podría extenderse a 1.000 kilómetros cuadrados”, mencionó. El especialista advirtió, además, que no es el único derrame petrolero detectado en esta revisión de imágenes satelitales. Un mes antes, el 7 de junio, se observó otra mancha negra de unos 235 kilómetros cuadrados de extensión, a dos kilómetros de distancia del más reciente vertido, en el complejo Balam Tango Bravo.

Los colectivos denunciaron a través de una conferencia de prensa virtual este lunes que las autoridades no han dado aviso alguno sobre las causas y consecuencias de una serie de derrames petroleros en aguas mexicanas. Pablo Ramírez, especialista de Greenpeace México, criticó en esta mismo espacio el silencio de Pemex sobre las causas y estragos de este derrame. “La completa opacidad con la que se ha manejado este derrame resulta preocupante frente a la posibilidad de que sea una muestra de otros incidentes similares que pasan sin ser cuantificados y sin registro de atención. No sabemos lo que ocurrió y lo que causó esa explosión y eso ocurre con muchos derrames en la zona de los que no nos enteramos; solo a través de imágenes satelitales vemos derrames que se estaban produciendo en esta región y de la problemática que eso presenta”, explicó Ramírez.

En este sexenio no solo los incendios en plataformas y muerte de trabajadores han aumentado, también los derrames de crudo. Aunque las cifras aún no están actualizadas, Pemex reportó 550 de estos derrames en 2018, mientras que el número creció a 850 en 2021. Los cifras de la paraestatal dan cuenta de cómo se han multiplicado los accidentes en sus instalaciones: al primer trimestre de 2021 su índice de gravedad se ubicó en seis días perdidos por millón de horas-hombre laborados, para el mismo periodo de 2022 la cifra ascendió a 11 días perdidos y al primer trimestre de 2023 el índice subió a 32 días.

Los accidentes no han pasado desapercibidos por las calificadoras de riesgos. La semana pasada Fitch Ratings rebajó la evaluación de la petrolera de BB- a B+ con perspectiva negativa ante la debilidad operativa de la paraestatal. “La reducción de estos puntajes refleja el impacto ambiental y social asociado con múltiples accidentes en las instalaciones operativas de Pemex desde febrero de 2023, que resultaron en víctimas y lesiones a sus empleados y daños a infraestructura y activos críticos”, menciona la calificadora en el desglose de su evaluación.

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