Todos los domingos en la mañana, durante casi cinco décadas, millones de familias mexicanas se sentaban frente a sus televisores para ver a Chabelo.
El personaje infantil de pantalón corto y voz aguda era interpretado por el actor, presentador y comediante mexicano Xavier López Rodríguez, quien murió este sábado a la edad de 88 años por complicaciones médicas abdominales, según anunció su familia.
Su programa de concurso «En familia con Chabelo» salió al aire cada domingo durante 45 años y le permitió al artista ser incluido en el Libro Guinness de los Récords en dos ocasiones: por ser el conductor infantil con la carrera más larga y por haber sido el actor que por más tiempo interpretó un mismo personaje,
Esta longevidad inspiró una enorme tendencia en internet en los últimos años que celebraba la aparente inmortalidad de Chabelo.
Aunque su programa de televisión terminó de transmitirse en 2015, los memes con su personaje -al que se insertaba como protagonista de los eventos históricos de México, como invitado en la Última Cena o incluso sugiriendo que había sido testigo del Big Bang– continuaron durante años.
Pero todas esas bromas irreverentes escondían un afecto genuino. Generaciones enteras se criaron con los discos, películas y la serie de televisión de Chabelo. Como le dice a la BBC Laura Martínez, una periodista mexicana radicada en Nueva York, «no hay una sola persona mexicana que no conozca a Chabelo».
Esta fama fue evidente en Twitter México, donde destacó como primera tendencia desde que se dio a conocer su muerte a primera hora de este sábado. Ya en otras ocasiones había ocurrido que «Chabelo» se instalara como trending topic por fake news sobre su posible fallecimiento, pero esta vez ocurrió de verdad.
«Abrazo a familiares y amigos por el fallecimiento de Xavier López «Chabelo». Cómo olvidar que mi hijo mayor se despertaba temprano para verlo hace más de 40 años», tuiteó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Pese a su éxito arrollador entre el gran público, la familia del artista anunció que el funeral será realizado de manera privada y a puerta cerrada en la tarde del sábado.
Cómo nació el personaje
Hijo de mexicanos, López nació el 17 de febrero de 1935 en Chicago, Estados Unidos. La familia regresó poco después a la ciudad de León, en el centro del país azteca, donde el actor y sus dos hermanas se criaron. En 2020, le contó a la revista Caras que había vivido en México toda su vida y se consideraba «100% mexicano».
Por tener doble nacionalidad, a la edad de 18 años fue inscrito en el ejército de EE.UU. durante la Guerra de Corea, pero ese conflicto terminó antes de que pudiera participar en él y cumplió su corto servicio militar en una base en California. Después regresó a México para estudiar medicina y trabajó unos años como doctor en una clínica privada.
Mientras estudiaba, también empezó a trabajar medio tiempo como asistente en el canal Televisa de México. Comenzó a sustituir a actores que llegaban tarde a las funciones, y en una ocasión se le pidió que leyera un chiste al aire sobre un niño llamado Chabelo.
«Lo leí y me salió la voz de niño y fue exactamente ahí donde nació Chabelo», dijo López a Caras.
Decidió abandonar la medicina y dedicarse a estudiar arte dramático. «Nunca olvidaré la cara de mi padre [cuando se lo dije]», le contó a la revista.
En la década de 1950, su personaje se convirtió en la imagen de la marca de refrescos Pepsi. López apareció en comerciales por todo Norte y Sudamérica antes de lanzar su propio programa de radio en México, «La media hora de Chabelo».
Pero fue su programa de televisión el que lo consagró para siempre en la cultura mexicana. Desde su primera trasmisión en diciembre de 1968, «En familia con Chabelo» salió al aire todos los domingos en la mañana.
Las familias participaban en el programa concursando en varios juegos para ganar premios: subían postes engrasados, corrían dentro de una rueda interminable o cruzaban el estudio con un globo gigante lleno de agua entre las piernas.
Mientras tanto, decenas de millones de niños en todo México se sentaban frente a sus televisores para compartir con Chabelo.
Durante su niñez en Zacatecas en los 80, el mexicano Roberto Carrera Maldonado solía levantarse temprano cada semana para ver el programa. «Era el momento cumbre del domingo en la mañana», dice.
«Sólo teníamos un televisor en casa. Mi hermana y yo veíamos el programa como el volumen bajo para no despertar a nuestros padres».
«Los papás usaban [el programa] para mantener a los niños entretenidos para poder dormir un poco más», recuerda. «Estaba realmente celoso de los niños que podían asistir al programa. Siempre me imaginaba yendo».
Laura Martínez pudo asistir a uno de los programas a finales de los 70. Recuerda que su abuela la despertó a las 6:00 de la mañana para hacer la cola frente al estudio en Ciudad de México en el que se realizaba la transmisión en vivo.
«Nunca le perdonaré eso», afirma. «Recuerdo que estuve muy desilusionada porque esperabas que fuera lo mismo que ves en la televisión: a Chabelo bien de cerca, con payasos, asistentes y chicas muy guapas en minifalda».
«Pero todo [en el estudio] estaba tan lejos, y estaba muy oscuro y el programa era muy, muy largo», lamenta.
Al final del programa, había un segmento especial llamado La Catafixia. Chabelo le daba a los concursantes la opción de arriesgar todo lo que habían ganado durante el show a cambio de premios escondidos detrás de tres puertas misteriosas.
El público podía ver las opciones, que iban desde premios baratos como dulces y juguetes, hasta dispositivos electrónicos, muebles, o incluso un automóvil.
Pero los concursantes hacían la selección a ciegas. Muchas de las marcas que patrocinaban los premios se volvieron famosas por aparecer en el programa, incluida la compañía de muebles Troncoso.
El nombre de esta sección del show, al arriesgar lo que habías ganado durante el programa por lo que podría ser un peor premio, se ha vuelto parte del léxico en el español mexicano para referirse a jugar una lotería o una apuesta arriesgada.
«Muchos mexicanos lo usan más o menos así: ‘No voy a catafixiar mis sueños por algo’. Así lo dicen», explica Martínez. «¡Ni siquiera sé si es una palabra verdadera!».
El éxito del programa impulsó la carrera cinematográfica de López. Roberto Carrera recuerda cuando veía sus películas en los matinés del sábado, «luchando contra momias, vampiros y monstruos de la laguna».
«Chabelo hizo varias de esas, no sé cuántas. Pero definitivamente vi muchas», dice. «Era extraño no verlo como el personaje de Chabelo. Porque de niño, yo solo veía a Chabelo, nunca vi a Xabier. El hombre siempre asumía el personaje. Después lo vi haciendo unas entrevistas y pensé, ‘¡Qué raro! Tiene una voz distinta, ¿por qué?'», cuenta este mexicano.
Desde diciembre de 1968, «En familia con Chabelo« se transmitió cada semana durante 47 años. Solamente salió del aire en ocasiones especiales, como durante la pandemia de gripe porcina en 2009, la visita del papa Benedicto XVI a México en 2012 o cuando López se enfermó.
El programa terminó en 2015, aunque durante muchos años después aparecía cada domingo una oleada de memes sobre Chabelo, que lamentaban el fin del icónico show.
El propio López, que seguía actuando ocasionalmente pese a su avanzada edad -prestó su voz a un personaje menor en la versión en español de la película animada de Pixar «Coco»- nunca se sintió ofendido por su popularidad online.
«Estoy muy agradecido a cada una de las personas que se tomaron la molestia de hacer un meme sobre mí», le dijo al programa noticioso Hoy. «Pueda que crean que son ofensivos, pero yo no lo veo así, de todo corazón… les digo gracias».
«Su programa duró tanto… Mi tías y tíos lo vieron, era un personaje de su niñez. Luego nací yo y él fue personaje de mí niñez también«, resume Martínez.
«Muchas décadas después, el hijo de mi hermano Gael que debe tener 17 o 18 años, se crió también viendo a Chabelo. El mismo programa, el mismo show, el domingo, en vivo».
«Creo que es por eso que se tiene la imagen de que ha estado aquí por siempre. No tanto por su edad, sino porque su programa abarca a tantas generaciones«, resume.