Dom. Nov 24th, 2024

Mucho antes de Gutenberg, los coreanos ya conocían la imprenta, como atestigua un libro de 1377, el «Jikji», un tesoro histórico que la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) expone en París hasta el 16 de julio. Es «el primer impreso hecho a partir de caracteres móviles metálicos que se conserva», explicó Caroline Vrand, comisaria de la exposición «¡Imprimir! La Europa de Gutenberg» y conservadora del departamento de Estampas y Fotografía de la BNF.

En otras palabras, este manual budista demostraría que los coreanos ya conocían la composición mediante tipos móviles, técnica seguramente proveniente de China, unos 75 años antes de Gutenberg y su Biblia de 1455. «Gutenberg no conocía esta invención coreana», afirma la BNF. El impresor alemán llegó a la imprenta experimentando a partir de las técnicas en vigor en Europa en esa época.

En el continente europeo ya se reproducían imágenes mediante una matriz grabada, primero sobre madera y luego sobre cobre. Único en el mundo, el «Jikji» es un elemento crucial del patrimonio surcoreano, pero que llegó a Francia hace un siglo de manera discreta, comprado por un coleccionista.

El libro es un manual de enseñanzas budistas compuesto con caracteres chinos («hanja»), impreso «en el año 7 de la era Xuanguang». Originalmente tenía dos tomos, pero solo subsiste el segundo. La agencia de prensa Yonhap destacó que este libro no había sido mostrado en público desde 1973. Corea del Sur quiere ahora exhibirlo en su territorio.

El primer embajador francés en Seúl, Victor Collin de Plancy, que llegó a Corea en 1887, lo compró en un fecha desconocida a un vendedor del que tampoco se conoce la identidad. Después de esta compra, el diplomático «constata con emoción que la obra se remonta a la era Xuanguang (1371-1378)», explica el sitio internet de la BNF.

El libro es expuesto en la Exposición Universal de París de 1900. Collin de Plancy abandona Seúl en 1906, un año después de que ese país pasara bajo protectorado japonés. En 1911 vende todo su legado en subasta. Otro coleccionista, Henri Vever, compra la obra por 180 francos, el equivalente a 66 mil dólares en la actualidad, según el instituto nacional de estadística francés.

El libro es cedido por la familia de este joyero a la BNF en 1950. La exposición muestra otras joyas de la historia de la imprenta: dos ejemplares de la Biblia de Gutenberg, y el «Bois Protat», una matriz de madera grabada de 1420.

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