Una familia de Francia en 1864 sufrió un acontecimiento de exorcismo, sus hijos estaban endomoniados, aquí la historia de terror.
Una familia francesa, vivió la peor experiencia de sus vidas, ya que dos de sus hijos parecían estar poseídos por demonios. Fue ahí donde tomaron ese nombre «Los niños endemoniados de Illfurt». El caso de terror es uno de los más sorprendentes entre las historias de menores.
Caso de terror de los niños de Illfurt
Fue en el año de 1864, en un pequeño pueblo francés, llamado Illfurt, vivía una familia, padre, madre y cinco hijos. El papá trabajaba como vendedor ambulante mientras la señora cuidaba de los pequeños. En ese año dos de los menores, Joseph y Teobaldo, enfermaron, pero ningún médico encontró la causa de la enfermedad.
Pasaron un año en cama, tenían alucinaciones, mientras su piel se hacía como un cadaver. De repente comenzaron a tener comportamientos extraños, caminaban sobre su espalda, golpeaban los muebles, de repente se quedaban rígidos casi como muertos.
Teobaldo, manifestó una presencia demoníaca que se le aparecía, la cual consideraba como su «maestro». Su apariencia era aterradora, tenía cabeza de pato, uñas de gato, pies de caballo y su cuerpo estaba cubierto de un espeso y horrible plumaje. Él lo veía sobrevolar mientras este espíritu le amenazaba con ahogarle.
Había días que los niños estaban sentados en sus sillas y una fuerza invisible los levantaba por los aires, para luego tirarlos. Los acontencimientos llegaron a oídos de personas que vivían muy lejos y por el solo hecho de verlos con sus propios ojos recorrian kilometros.
Cuando sacerdotes les aventaban agua bendita, o invocaban el nombre de Jesús, los niños se revolcaban en sus camas. En medio del ritual, voces gruesas salían de ellos, hablando en otras lenguas. Así que en 1969, Teobaldo, fue trasladado al Orfanato de San Carlos, en el que fue exorcizado por el cura Souquat, junto a cinco eclesiásticos, seis religiosas y la madre del niño.
La sesión duró varias horas, pero el cansancio físico del cura, obligó a suspenderla. En la siguiente sesión, a Teobaldo le sacaron dos demonios, uno llamado Oribás y otro Ypés. Joseph fue exorcisado por el sacerdote Brey, él logró liberar al niño de otra presencia demoníaca.