Pese a los avances en materia de derechos humanos, en nuestro país los índices de violencia por homofobia, transfobia o disfobia han ido en incremento, lamentó Cinthya Chi Ku, responsable de la Unidad de Igualdad e Inclusión de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), y señaló que “sería ilusorio decir que la discriminación y la violencia no existe, pues son resultado de las relaciones humanas, la sociedad y la convivencia, donde hay vínculos armónicos pero también interacciones que tienden hacia la violencia”.
De los avances en la lucha por los derechos de la comunidad LGBT, consideró que, aunque hay algunos, existe gran camino por recorrer, y ejemplificó con que ya gran parte de los Estados consideran dentro de su legislación los matrimonios igualitarios, “que en realidad son el ejercicio de un derecho que todas y todos tenemos para unirnos con una persona, a través de la figura jurídica del matrimonio”.
También hay más reconocimiento de derechos en diferentes aspectos jurídicos, como la construcción de unidades de igualdad y de órganos garantes de derechos humanos, que dentro de su estructura consideran la aplicación y el conocimiento de casos que pueden involucrar violencia por razones de género, de orientación sexual, de identidad de género, expuso.
“Creo que el camino está marcado por la evolución de las propias manifestaciones que presenta la comunidad LGBT, y el reclamo de sus derechos ha motivado, tanto a los órganos legislativos como a las autoridades, a ir construyendo más caminos que brechas para alcanzar esta igualdad sustantiva que se busca”.
Desde el particular punto de vista de Chi Ku, ha habido un gran avance, pero aún nos queda mucho por construir.
De si hay avances en el tema en relación a los alumnos universitarios, expresó que desde el aspecto educativo se ha logrado mucho. “La mayoría de las instituciones educativas están ya en el proceso; otras, como la UAC, ya construyeron y tienen en ejecución protocolos para atender casos por violencia de género, por razones de orientación sexual o identidad de género, es decir, cuentan con los mecanismos para procesos de sensibilización con la comunidad, donde el tema de la diversidad sexual ya no sea un tabú”.
“Es decir —continuó—, que no sea algo de lo cual no podamos hablar como profesores, personal administrativo o trabajador, y ver cómo vamos evolucionando también como institución educativa con base en los principios que promovemos”.
Lamentó que en nuestro país, los índices de violencia por homofobia, transfobia o disfobia han ido en incremento, pero podríamos decir que estos datos reflejan que las personas no se quedan calladas respecto a esos hechos. Ya hay mayor ejercicio del derecho a expresarse, y a decir estoy siendo víctima, estoy siendo agredida o estoy siendo molestada en mi persona.
Sí continúa, es inevitable negarlo, pero así como sigue, motiva a mejores mecanismos o rutas de actuación por parte de las instituciones educativas, es lo que la que más impacta y nos interesa como universidad, finalizó.