La joya del caribe mexicano enfrenta una crisis de seguridad generada por el crimen organizado y que ha sometido al turismo, su actividad económica más importante.
Los recientes crímenes en Tulum y en Puerto Morelos, cada uno con dos víctimas mortales, ha encendido las alertas sobre Quintana Roo que, después de la ola de violencia en Guerrero, pasó a convertirse en la joya turística de México.
Hoy, Quintana Roo es acechado por los grupos del crimen organizado que buscan ganar territorio para la extorsión y tráfico de drogas. Las autoridades identifican la presencia de al menos cuatro cárteles: el Jalisco Nueva Generación (CJNG), el de Sinaloa, Los Zetas y el del Noreste, así como varias bandas locales.
La violencia en el estado no es nueva. Desde hace cuatro años, Quintana Roo vive una serie de crímenes sin precedentes, situación que pone en riesgo al sector económico más importante de la región: el turismo.
Especialistas en seguridad y en turismo consultados por Expansión Política, coinciden en que mientras más éxito y demanda tenga una ciudad o estado, más atractivo se vuelve para el crimen organizado, y por eso urge la intervención de una estrategia de seguridad especializada.
«Ciudades como Cancún (Quintana Roo) o Acapulco (Guerrero) generan mayor demanda de ciertos servicios de turismo: surf en la playa, lanchas para salir a pescar, etcétera. Y desafortunadamente, también tienen alta demanda de (tráfico, venta o producción de) estupefacientes y otro tipo de cuestiones que es importante que el Estado regule», señala Christian Berger, expresidente de la Asociación Nacional de Comités Ciudadanos de Pueblos Mágicos.
Erubiel Tirado Cervantes, coordinador del Programa de Seguridad Nacional, Democracia y Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, indica que las fuerzas armadas, sobre todo la Marina, tienen un papel importante para tratar de contener la violencia en estas zonas turísticas. Sin embargo, están «distraídos» con otros frentes.
El aumento de los homicidios en cuatro años
Desde 2017, en Quintana Roo se han registrado varios hechos de violencia que antes eran inusuales, incluso cuando el resto del país sufría las consecuencias de la llamada guerra contra el narcotráfico, emprendida en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón.
Uno de estos hechos fue el tiroteo en la famosa discoteca Blue Parrot en Playa del Carmen, cometido el 16 de enero de 2017 y el cual dejó seis muertos y 15 heridos, la mayoría de nacionalidad extranjera.
En 2019, siete personas fueron asesinadas en otro establecimiento de la misma ciudad, que es considerada «el corazón de la Riviera Maya». Y en julio de este año, las autoridades encontraron una fosa clandestina con varios restos humanos a las afueras de Cancún.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de 2017 a 2020, Quintana Roo tuvo un incremento del 80.7% en homicidios dolosos.
Hasta antes de ese periodo, el estado registró apenas 167 asesinatos en 2016, y 232 en 2015. Pero para 2017, ya acumulaba 359 homicidios. Luego, la cifra se disparó a 774 en 2018; y a 778 en 2019, que es la más alta de la que se tiene registro.
En 2020, los homicidios dolosos bajaron a 649 casos, y de enero a septiembre de este año, Quintana Roo reportó 495 asesinatos.
A esto se suma que Cancún es la segunda ciudad mexicana con alta percepción de inseguridad (88.7%), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública del INEGI .
Pero, ¿cómo llegó Quintana Roo a la situación actual de violencia? Erubiel Tirado menciona que se debe al reacomodo de los grupos del crimen organizado en todo el territorio nacional, así como a la expansión del CJNG.
«Pero principalmente se explica por la ineficiencia de las fuerzas de seguridad del Estado mexicano; y segundo, porque tratándose de crimen organizado, las policías locales tienen poca capacidad para responder de manera eficaz a este tipo de amenazas», dice.
El especialista agrega que la estrategia de seguridad del actual gobierno federal no está dedicada a contener brotes de violencia en corredores turísticos que son estratégicos para la delincuencia organizada.
«Lo que estamos viendo en Quintana Roo es una consecuencia de la indolencia de los gobiernos, particularmente el federal, y de las instituciones de seguridad. Y que hay ciudades, como Cancún, que por ser más ‘jóvenes’, precisamente las instituciones no están bien consolidadas», puntualiza Tirado.
Demandan una policía turística
La situación de violencia en Quintana Roo marca el que se supone debería ser el año de la reactivación económica para la región, y además precede a las elecciones de 2022, en la que se renovará la gubernatura.
Christian Berger considera que este contexto, lejos de «asustarnos», debe hacernos entender las causas que lo originan, buscar mitigarlo y tratar de mejorar como sociedad.
«Tenemos que entrar a una discusión seria sobre el éxito de Quintana Roo y de otros destinos turísticos, pues desafortunadamente o afortunadamente, traen como consecuencia mayor demanda de diversas actividades, lícitas e ilícitas. Entonces, tenemos que entenderlo y enfocarnos en cómo regular y contener», dice.
En este sentido, el expresidente de la Asociación Nacional de Comités Ciudadanos de Pueblos Mágicos urgió al gobierno federal y estatal enfocar la estrategia de seguridad en la creación de una Policía Turística, entre otros medidas, como mayor presencia de la Marina, el Ejército y la Guardia Nacional para proteger a los habitantes y turistas.
«Es importante una atención especializada a la seguridad en los corredores turísticos. Por eso, es impostergable el tema de la Policía Turística, pues sería el primer contacto que pueda detectar indicios de algún ilícito. Este tipo de operaciones se lleva a cabo en Miami, en Nueva York, en Los Ángeles, en París, en Berlín, en Londres y hasta en Australia», comenta.
Berger detalla que la estrategia de la Policía Turística consiste en proteger ciertos perímetros de los principales corredores para tener una cercanía mayor con el turista y que estos puedan acudir de forma inmediata a los agentes en caso de algún incidente de violencia.
«La derrama turística es muy importante para México, y el turismo está buscando lugares seguros, por eso creo que la Policía Turística es un primer paso, no el único, pero sí el primero para reforzar la seguridad. Este debe ser uno de los principales compromisos del presidente de la República, del secretario de Turismo y de los diferentes órdenes de gobierno», expresa.
Esta semana, en conferencia de prensa, la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, de Quintana Roo, hicieron un llamado a los tres niveles de gobierno, así como a la Guardia Nacional, para que atiendan, con acciones firmes y contundentes, la presencia de inseguridad que se vive en los destinos turísticos de la entidad.
La industria hotelera enfatizó que la inseguridad es un obstáculo para la reactivación económica del país y, en particular del turismo, uno de los sectores que más afectados por el impacto de la pandemia de COVID-19.
En tanto, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) dio a conocer que en el último año enfrentaron el cierre de más de 120,000 restaurantes en todo el país y la pérdida de más de 400,000 empleos solamente por la pandemia.
Si a la emergencia sanitaria le sumamos la situación de violencia, la pérdida de empleos y el cierre de restaurantes tan solo en la zona de la Riviera Maya puede ser mayor.